sábado, 30 de noviembre de 2019

Navidad 2019



Mirando atrás en este año 2019 cabe destacar el Kenshukai que celebró nuestra escuela Sanbo Zen en el mes de agosto en el norte de Alemania, en la ciudad de Osnabrück, conocida por la Paz de Westfalia que se firmó después de la guerra de los treinta años que devastó gran parte de Europa. Participamos Loli Castrelo, Javier Gil y yo. Fue una experiencia honda y fraternizamos con los demás maestros y estudiantes avanzados, aspirantes a recibir algún año el reconocimiento oficial de nuestra escuela.

Ahora estamos ya en la época de Adviento y pronto celebraremos la Fiesta de la Navidad, de la encarnación de Dios en Jesús. Limitar esta epifanía únicamente a Jesús queda muy corto. Lo que entendemos por el término Dios, en el Zen lo llamaríamos Vacío, se “encarna” en todo ser y en toda cosa. Lo universal se manifiesta en lo personal. La no forma existe en la forma. La no persona existe en la persona. En todo ser humano Dios es persona. También nosotros somos teófanos, una manifestación de lo divino.
Jesús nos anuncia esa divinidad. Quiere que caigamos en la cuenta de que el reino de Dios está en nosotros, de que tenemos vida eterna, de que somos hijos de Dios. Dios nos habita.
Algún día la humanidad se habrá desarrollado hasta el punto que nos reconoceremos como hijas e hijos de Dios. Entonces habrá paz en el mundo, y no antes.
En este sentido os deseo una Feliz Navidad y un Año 2020 que nos adelante en nuestro caminar hacia el nivel de la experiencia profunda, kensho, porque únicamente allí la vida revela su sentido en toda su trascendencia.
Carmen, Baika-An

viernes, 10 de mayo de 2019

Experiencia de Sesshin


Entonces donde nosotros viviremos continuamos haciendo zazen,  sólo morimos en nuestra parte histórica y nuestra energía continúa caminando hacia el infinito en una práctica de simplicidad y conocimiento directo de la energía elemental.
Un maestro nos conecta a esta simple comprensión de lo que existe y su manifestación constante desde lo ilimitado hasta nuestras manos, nuestras montañas, nuestros seres queridos. Latiendo con una indiscriminada atención para todo lo que existe,  apuntando en la otra dirección, al origen que lo hace posible y que se nos presenta incognoscible, silencioso, original.
He paseado entre las jaras florecidas, el sol tibio y la voz  de lo que no tiene límites ni forma, se me presentaba de una belleza sobria e inigualable, el olor y la luz como preciosas cualidades de lo que surge en lo profundo del Universo y aquí, conmigo: flores blancas, un sendero bajo el sol.
J.G.

martes, 26 de marzo de 2019

Trébol Sanbozen



El domingo 17 de marzo tuvo lugar por fin nuestra comida de Año Nuevo, que se había aplazado por motivos de salud. A pesar del buen tiempo primaveral que invitaba a salir al campo, acudieron muchas personas, en total veintiocho. Lo pasamos muy bien, disfrutando de las tapas en el restaurante que ya lleva varios años abriendo sus puertas especialmente para nosotros en ese domingo.
Al mismo tiempo celebramos nuestra reciente constitución como asociación: "Trébol Sanbozen" que ha nacido por la necesidad de formalizar nuestro grupo y los alquileres de nuestra nueva sala para la práctica del zen semanal los jueves. Ya hemos hechos algunos cambios y estamos muy contentos con ella, sintiéndonos allí ya como en nuestra casa.
Fue un día hermoso de convivencia de nuestra sangha, incluidos algunos amigos y familiares. Un pequeño grupo se animó después a ir al cine a ver <La Mujer de la Montaña> y resultaron interesantes las diversas interpretaciones y comentarios al final.